La ves venir a lo lejos. Si fuera película, sería escena de cámara lenta. Tus amigos la ven y enseguida huyen. Te sientes como niña jugando a las escondidas: todo mundo encontró escondite menos tú. Intentas escabullirte, meterte bajo la mesa pero está ocupado, das vueltas a lo pendejo, repites muchas veces qué voy a hacer qué voy a hacer.
Ella, de jeans y top pegadito, cabello ondulado con apariencia recién bañada, lentes oscuros a modo de diadema, tacones altos y bolsa Gucci de hace dos temporadas, en sus treinta, y dejando ver la lonja que se asoma a pesar de horas en el tubo del cardio table dance al que se inscribió, te descubre entre la multitud y se aproxima a ti.
No es tu sueño erótico, no, más bien tu pesadilla erótica. Te mira y saluda como si llevaras toda la vida esperando a que apareciera en tu vida. De pronto dice: “Si no me conocieras ¿dirías que soy lesbiana?”
No queda más, no hay otro remedio ni otra salida: con complejo de Adal Ramones en su monólogo de Otro Rollo, sacas cámaras y reflectores para darle los cinco puntos de cómo identificar una lesbiana… pero qué digo cinco, diez puntos para reconocer a una lesbiana en un día común y corriente:
1.- Nunca habla de su novio, amante, esposo, o si el güey con el que está saliendo la tiene bien grande.
2.- No le interesa hablar nunca de sus penas amorosas. Cuando le preguntas si está saliendo con alguien te responde con la mamada de que no le gusta hablar de su vida personal, para hacerse más interesante.
3.- Si te llega a contar dice: “estoy saliendo con una persona. Esta persona es muy linda conmigo” márcale el alto, dile por el bien del movimiento LGBT que deje de hacerse güey y como diría la imitadora de Anabel Ochoa a la pepa le diga pepa y al pito pito.
4.- Su idea de accesorio es una gorra y un reloj del tamaño del Cerro de la Silla.
5.- Le encanta hablar de vestidos, pantalones entallados, escotes, tacones, tangas de hilo, pero únicamente cuando otra mujer las lleva puestas.
6.- Prefiere hablar de Angelina que de Brad Pitt.
7.- Si tuviera algún compromiso formal más bien se pondría lo que su mejor amiga o peor enemiga para el caso le aconsejara.
8.- Usa un Nextel tamaño tabique colgado a un cinturón que seguro usaba su abuelito en plena Revolución Mexicana.
9.- Se ríe cada vez que alguien dice: “pásame las tortillas”.
10.- Ah, y olvídate del pelo, a nadie le importa cómo lleva el pelo, fíjate en las uñas: seguro las lleva cortas.
